A lo largo de la vida uno va empezando a descubrir que puede dividir entre dos tipos de personas. Cuando empezás a tocar un instrumento te das cuenta que ahora estás empezando a ser un "músico". Después encontrás que algunos tocan covers, y otros componen. Luego gente con la que podes tocar y gente con la que no. Personas que quieren escucharte, y personas que no. Encontrás también grupos a los que volverías a ver y grupos que no quisieras volver a ver nunca más. También encontrás los dos extremos: guitarras buenas y malas, así como también guitarras Les Paul y Stratocaster. Sonidos brillantes y sonidos graves.
Claro, como todo en la vida a veces hay espacios intermedios, grises, por así decirlo.
De todas esas bifurcaciones musicales he encontrado también una clasificación muy personal, casi inadvertida pero muy importante:
Soñadores y Proyectadores.
Los soñadores son personas que tal como lo dice la palabra viven en un mundo creado en su mente, lleno de fantasías, y sólo se despiertan para mostrarte lo que sueñan. Están llenos de ideas, de creatividad sin rumbo fijo y de locura linda. Son vagos, porque disfrutan de sus ideas en su cabeza, no tienen intención de hacer nada de lo que imaginan. No están mal, no son locos, no necesitan dejar de ser como son.
Los proyectadores te viven diciendo como se hacen las cosas, como se debe tocar, como se graba, como tenes que componer, a donde tenes que ir a tocar, con quien tenes que tocar, cuanto tenes que tocar. Viven en un plano terrestre chato donde lo saben todo, lo dicen todo y entienden absolutamente todo. Algunas de estas personas saben tanto, que procastinan, no hacen nada, porque no está suficientemente perfecto el proyecto, porque no tiene aún el grado máximo de lo que buscan. Fanáticos de lo que está hecho y temerosos de hacer algo nuevo, porque seguro le falta algo que ellos encontrarán, algún día.
El soñador tiene ideas maravillosas, que nunca lleva a cabo por vago, porque está feliz en su mundo imaginario donde todo puede ser, algún día, con suerte, porque sueña también con eso, cree que todo baja por la voluntad misma de soñarlo y de saber que las cosas pasan por algo, de que todo llega y todas esas mentiras que te dicen en los cuentos de hadas y en las películas y la creencia popular.
Tener sueños es algo maravilloso, una persona sin sueños no tiene sentido en su vida, pero para eso hace falta algo más. Romperse bien el orto laburando y no creer en la magia.
El proyectador vive diciendo como se hacen las cosas, pero no hace nada, ni por vos, ni por sí mismo, ni por el grupo. Creen saber todo, y como lo saben, saben que probablemente nunca se llegue a ningún lado haciendo el máximo esfuerzo, porque no tienen sueños. Sólo creen saber como se hacen las cosas, pero no hacen nada, sólo critican, solamente dedican la mayoría del tiempo a saber por que lo que vos haces está mal y que le hace falta. Pero si les preguntás, de casualidad, en que andan, probablemente verás que no hacen nada, que no tienen ningún proyecto, nada de nada.
Y es así donde te das cuenta que los extremos dañan. Uno te hace perder el tiempo y el otro te frena. Ninguno de los dos sirve.
Claro, como todo en la vida a veces hay espacios intermedios, grises, por así decirlo.
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